sábado, 23 de febrero de 2013

Museo Nacional del Virreinato



Museo Nacional del Virreinato

  El Museo Nacional del Virreinato del Instituto Nacional de Antropología e Historia, es uno de los sitios de cultura más importantes de México en donde converge la mejor colección de arte virreinal del país, una muestra completa de retablos de estilo barroco churrigueresco y un lugar que fue construido con formas arquitectónicas distintas, que en su conjunto reúnen más de 300 años del periodo novohispano.

Se trata de un lugar único donde se tiene la oportunidad de conocer y de admirar detalles sobre el ex colegio jesuita de San Francisco Javier y de la vida de sus antiguos moradores. Al mismo tiempo, descubrir los rincones de un edificio colonial de una gran belleza y conocer de cerca cientos de piezas de arte que reflejan la forma de pensar y de actuar de quienes vivieron en los siglos XVI al XIX.

Uno de los principales atractivos del lugar, actualmente convertido en el Museo Nacional del Virreinato, son los retablos de la iglesia de San Francisco Javier, que diseñó el destacado pintor oaxaqueño Miguel Cabrera y que ejecutó el escultor Higinio de Chávez, en el siglo XVIII.

Los retablos son una obra de especial belleza que integran una amplia gama de imágenes, de esculturas y de decoraciones talladas en madera de cedro blanco, recubiertas en hoja de oro de 23.5 kilates.

La iglesia y el ex colegio jesuita se construyeron en honor de San Francisco Javier, en el siglo XVI. Fue un santo misionero de la Compañía de Jesús que hizo labor de evangelización en la Nueva España, el cual murió en Asia, ese mismo siglo.

La devoción que le mostraron los integrantes de la Compañía de Jesús al misionero, se reflejó en las tallas que ocupan el retablo central donde puede verse a San Francisco Javier rodeado por la Virgen María y sus padres, San Joaquín y Santa Ana; San José y el Niño Dios -esposo e hijo de María, respectivamente-, y San Juan Bautista -primo de Jesús-. Todos integran una explicación teológica de la familia.

Otros dos retablos principales, fueron los que se dedicaron a la Virgen de Guadalupe y a San Ignacio de Loyola, cuya elaboración se atribuye también al pintor Miguel Cabrera, según consta en un contrato antiguo que fue descubierto por investigadores del museo.

En la misma iglesia de San Francisco Javier, pueden apreciarse otras diez tallas del mismo estilo barroco churrigueresco, que se caracterizó por la colocación de pilastras que sostienen la estructura y por la abundancia de imágenes en su decoración, la cual fue preponderante en la época virreinal, cuya técnica semejante se utilizó para construir fachadas de edificios en México, Guanajuato y Puebla, principalmente.

El Museo Nacional del Virreinato tiene 35 puntos de interés, que pueden conocerse a través de un paseo que dura tres horas 15 minutos aproximadamente. 

La ruta más larga es la que se hace al visitar el ex colegio de San Francisco Javier, un lugar que ocupó esa orden religiosa hasta que el Rey Carlos III ordenó la expulsión de esa congregación religiosa todos los reinos españoles, en 1767.

 El itinerario consiste en visitar la entrada del museo, la portería, el Claustro de los Aljibes, la botica, las pinturas de Cristóbal de Villalpando, la biblioteca antigua, la Iglesia de San Francisco Javier y la Capilla Doméstica o de los Novicios, siendo ésta última un sitio donde se celebraba misa y se rezaba el rosario diariamente, desde la primera mitad del siglo XVII hasta la segunda mitad del siglo XVIII.

En la bóveda de la Capilla Doméstica pueden verse pintados los escudos de los franciscanos, los dominicos, los agustinos, los jesuitas, los carmelitas y los mercedarios, mismos que fueron acomodados del altar hacia la puerta, de acuerdo con su llegada a España, en 1524, 1526, 1533, 1527, 1585 y 1589, respectivamente.

Los visitantes también pueden conocer los espacios que fueron usados en forma cotidiana por los integrantes de la Compañía de Jesús como el patio de cocinas, la cava y el frigorífico, la despensa, la cocina, el refectorio y el jardín de los naranjos así como la huerta de 3 hectáreas, principal lugar de esparcimiento y una zona en la que se cultivaron plantas medicinales, frutas y hortalizas.

En la parte más alta del impresionante edificio colonial que alberga el Museo Nacional del Virreinato, se ubica un mirador desde donde se puede apreciar el área norte del pueblo Tepotzotlán, los claustros y los Aljibes, una estructura hidráulica, que sirvió para captar el agua de lluvia y llevarla hacia la cocina, donde se utilizó para el consumo de los inquilinos.

Este relevante espacio, que ocupa casi la totalidad de las antiguas instalaciones del ex Colegio de San Francisco Javier, contiene la más importante colección de objetos relativos a la historia colonial del país. Posee una maravillosa muestra de veinte pinturas del célebre artista novohispano Cristóbal de Villalpando con la historia de San Ignacio de Loyola. 

También se exhiben importantes obras de Juan Correa, Martín de Vos y Miguel Cabrera, entre otros, así como objetos de uso religioso y civil, entre los que se pueden mencionar una escultura en madera, cera y pasta de caña de maíz, una colección de utensilios de plata, imágenes talladas en marfil relacionadas con el comercio con Oriente, cerámicas, armaduras, arte plumario, textiles, armas, muebles y una extensa biblioteca histórica con más de 4 000 ejemplares que incluyen algunos incunables, y en sus bellos jardines la fuente original del llamado Salto del Agua, la cual remataba el viejo acueducto que nacía en Chapultepec.

El Museo Nacional del Virreinato que se encuentra en esta localidad se considera que es un museo dentro de otro, pues esta alojado en una hermosa muestra arquitectónica del barroco mexicano (conjunto conventual del siglo XVII). 

Reúne una importante colección del arte virreinal. La vasta colección que expone este bello museo abarca un extenso número de expresiones religiosas que se manifestaron en el campo de la pintura, la escultura y las artes menores y aplicadas.

En las salas se concentran colecciones de la época virreinal como invaluables piezas de cerámica, plata, oro, muebles, esculturas y textiles. 

En el interior de la iglesia son impresionantes los retablos dorados que datan del siglo XVIII y que ocupan los muros de ésta. También de notable belleza es el Camarín de la Virgen, cuyas paredes están totalmente decoradas con argamasa policromada.

Las obras de 18 metros de alto por ocho de ancho, ubicadas en Tepotzotlán, Estado de México, son consideradas dentro de las obras más importantes del barroco mexicano y formaron parte de un proyecto de restauración integral que incluye en total 13 piezas.

Las cinco obras restauradas del oaxaqueño Miguel Cabrera y ejecutadas por el escultor Higinio de Chávez en el siglo XVIII, son las dedicadas a la Virgen de Guadalupe, San Ignacio de Loyola, Virgen de la Luz, San José y San Francisco Javier.

Las monumentales piezas integran una amplia gama de imágenes, esculturas y decoraciones talladas en madera de cedro blanco, recubiertas en hoja de oro de 23.5 kilates.

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